FinesKentenich, partiendo de una interpretación creyente de la historia
de la Familia de Schoenstatt, llegó con el transcurso de los
primeros años de su fundación, a la formulación
de una triple finalidad: Schoenstatt, en sintonía con la visión cristiana del hombre nuevo propuesta por San Pablo (Ef 4, 22-24) (Rom. 6,4) y frente a las necesidades y carencias del tiempo actual, quiere forjar personalidades abiertas al misterio de Dios y de su amor y, simultáneamente, interiormente libres, naturales y con “los pies en la tierra”, capaces de tomar decisiones y ser consecuentes con ellas; personas profundamente filiales, ancladas en Dios y cuyo ideal es vivir el uno en el otro, con el otro y para el otro. La nueva comunidad, quiere asumir la realidad de nuestro tiempo con todos sus logros y desafíos y, a partir de una profunda vivencia de Cristo y de María, procurar la renovación de las estructuras sociales, en el sentido de la “nueva evangelización”. En otras palabras, Schoenstatt quiere formar personalidades libres, armoniosas y apostólicas, que a partir de una profunda vivencia de fe y de un consecuente desarrollo natural, aspiren seriamente a la santidad, entendida como plenitud humana y sobrenatural en la realización del mandamiento evangélico del amor. 2º. Rescate y cumplimiento de la misión histórico - salvífica del cristianismo en Occidente. Por un lado, el P. Kentenich destaca el impulso misionero que asumió occidente de evangelizar a todos los pueblos, siguiendo el mandato de Jesús expresado en el Evangelio de San Mateo (Mt. 28, 19-20). Por ello, Schoenstatt se siente responsable de avivar y dinamizar esta conciencia de misión hoy muy debilitada. Por otro lado, el pensamiento y la vida cristiana en occidente desarrolló a lo largo de su historia una cultura y una visión particularmente orgánica de la realidad, armonizando lo divino y lo humano; la vivencia de la fe con el desarrollo natural y material, permitiendo una integración o inculturación del Evangélio. Hoy la separación entre Dios y el mudo es un problema
que afecta a las estructuras más básicas de la sociedad.
El hombre nuevo, educado en el taller de María, sabe unir las
diversas dimensiones de su vida y entretejer una red de vínculos
sanos y profundos con Dios, con los hombres y con el mundo. Por
ello, aspira a encarnar una nueva síntesis entre fe y vida, entre
naturaleza y gracia y asume la responsabilidad de gestar una nueva cultura
cristiana. Siendo un gran objetivo, todavía lejano en su realización,
el Fundador, confiando en la Alianza de Amor con María en el
Santuario, quiso que se viviera primero en el seno mismo de su Familia
espiritual. Para ello, a medida que crecía el Movimiento y se
organizaban las diferentes comunidades y grupos, se preocupó
permanentemente por dotarlos con un marcado carácter federalista,
asegurando la unidad sobretodo en base a un fuerte cultivo del espíritu
que debe animar el Movimiento y de la aspiración a un ideal común,
y no tanto a partir de organización y estructuras. Así
quería abrir la posibilidad de crear un caso preclaro de la CAU,
dentro de la Obra. Schoenstatt, hoy, aspira a la realización
lenta pero constante de este ideal, colaborando y fomentando concretamente
la unidad y la sintonía con otros Movimientos actuales de la
Iglesia. |
|